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Reanimación cardiorespiratoria

Reanimación cardiopulmonar básica:

Conocer esta técnica es esencial pues con ella se puede salvar una vida. Es una maniobra

fácil de aprender y lo puede hacer cualquier persona, eso sí, es importante realizarlo en el

orden correcto.

 

¿Cuándo hay que realizarla? Ante una parada cardiorespiratoria ocasionada por un infarto

de miocardio, ahogamiento o una descarga eléctrica. La persona estará inconsciente, su

corazón no latirá ni tampoco respirará.

 

Estos son los pasos que hay que seguir:

 

Lo primero que tendremos que hacer es comprobar el estado de la víctima. Preguntarle en voz alta si se encuentra bien para cerciorarnos que no está despierta, tomarle el pulso y observar si respira. En caso negativo, llamar a emergencias y mientras llegan los servicios médicos:

 

Colocar a la persona en posición de reanimación. Es decir, boca arriba con los brazos y las piernas alineados sobre una superficie dura y lisa con el pecho al descubierto.

 

Colocar una mano sobre la frente y la otra sobre la barbilla tirando hacia arriba, de forma que la cabeza quede inclinada hacia atrás y la vía aérea quede abierta. Lo que se pretende es evitar que la lengua obstruya el paso del aire a los pulmones.

 

Nosotros nos colocaremos de rodillas al lado de la persona. Con los dos brazos estirados y las dos manos entrelazadas encima del centro del pecho (mitad inferior del esternón) comenzaremos  a realizar de forma enérgica y rápida, 30 compresiones torácicas con la intención de restablecer la actividad cardiaca. El esternón debe descender entre 5 o 6 cm y tras cada compresión habrá que dejar que el tórax vuelva a su posición natural.

 

A continuación, tapando la nariz, realizar 2 insuflaciones con la vía aérea abierta (boca a boca). De esta forma estaremos proporcionando aire a los pulmones. Lo estaremos haciendo correctamente si el pecho se eleva.

 

Alternar 30 compresiones y 2 insuflaciones. Lo repetiremos en 5 ciclos seguidos, para a continuación comprobar pulso y respiración.  Para una reanimación optima se deben realizar alrededor de 100 compresiones por minuto.

 

No debemos interrumpir la maniobra hasta que la persona comience a respirar de forma voluntaria o lleguen los servicios médicos.

 

Aunque probablemente no logremos reanimar a la persona, aumentaremos sus posibilidades de supervivencia ya que con este procedimiento conseguiremos que el flujo sanguíneo no se detenga y que el cerebro siga recibiendo oxígeno hasta que llegue la atención médica. Si no actuamos rápidamente, esta falta de oxígeno puede ocasionar en el cerebro graves daños en cuestión de minutos.

 

 

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