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Detener una hemorragia:

Una hemorragia es la pérdida de sangre por la rotura de una vena o arteria.

 

Hay 3 maneras de cortar una hemorragia externa y siempre se realizarán en el mismo orden,

pasando al siguiente si el utilizado no es suficiente para detener la hemorragia.

 

Lo primero es acostar a la persona para evitar que se desmaye. Si la hemorragia se produce

en una extremidad y no se aprecia la rotura de algún hueso, elevarla por encima del corazón.

 

El primer método y más eficaz es la presión directa sobre la herida.

 

Coger un paño, gasas estériles o un trapo limpio y presionar directamente sobre la herida durante unos 10 minutos. Si la hemorragia continua, añadir más gasas o paños sin retirar los anteriores.

 

Si a pesar de todo, la hemorragia continuase de forma intensa, buscar ayuda médica urgente y pasar al siguiente método.

 

Aplicar presión sobre la arteria que nutre de sangre a la zona donde se encuentra la herida.

 

Con esta técnica se puede conseguir detener la hemorragia de forma inmediata, aunque es más

compleja de realizar pues es necesario conocer por donde pasan las arterias.

 

En casos muy graves, como la amputación de un miembro, si habiendo practicado los dos

anteriores métodos, el herido continua sangrando de forma muy intensa estando en riesgo su

vida, se puede recurrir al tercer método, poner un torniquete. Si no se corta la hemorragia y el

afectado pierde más del 30% de su volumen de sangre, puede entrar en estado de shock.

 

Será siempre el último recurso y si como hemos dicho, está en riesgo la vida del herido. Los

torniquetes cortan el paso de la sangre a todo el miembro y entre sus complicaciones se

encuentran las  lesiones en los nervios o la necrosis.

 

Debido a lo delicado y peligroso de su uso, tan solo debería ser realizado por personal sanitario o por personas con avanzados conocimientos en primeros auxilios, o en su caso siguiendo las indicaciones que nos proporcionaran desde un teléfono de emergencias.

 

Un torniquete sólo sirve para las lesiones en los brazos o en las piernas, y solo se puede realizar en las zonas de los miembros en las que hay un solo hueso.

 

La sangre arterial se encuentra bajo mucha más presión que la sangre venosa, y se necesita más presión para detenerla, por lo que el torniquete solo funcionará si está lo suficientemente apretado para cortar el flujo de sangre.

 

Para hacer un torniquete tan solo se necesita un paño y un palo o similares.

 

Rodear el paño alrededor del miembro afectado tantas veces como haga falta para

conseguir una anchura de entre 2,5 y 5 centímetros. Situarlo lo más cerca posible de

la herida, nunca encima,  y siempre por encima del codo o la rodilla.

 

Atar el paño haciendo un nudo simple. Debajo del paño poner un relleno (vendas, la

manga de una camisa...) para no pellizcar la piel.

 

Colocar el palo encima del nudo y atar un segundo nudo en el palo.

 

Girar el palo varias veces hasta que el vendaje corte el sangrado y asegurarlo con

una gasa o venda. Apuntar la hora en la que se ha colocado.

 

Mantener fría la parte inferior del miembro, con hielo o bolsas frías, pero sin tocar la piel directamente. Se aislará con unas vendas o paños.

 

Mientras se traslada al herido a un hospital, cada 10 o 15 minutos aflojar el torniquete durante unos segundos para que circule la sangre por todo el miembro. Si continua la hemorragia, volver a apretarlo.

 

 

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