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Información electoral elemental:

Pequeño resumen con lo más importante que debemos saber sobre unas elecciones electorales.

 

Hay países en los que el votar se considera un derecho. Los ciudadanos mayores de

18 años pueden decidir libremente si quieren ejercerlo y así poder influir en la

elección de los que serán sus representantes en los próximos años. Esto es lo más

común dentro de los países democráticos, aunque hay otros en los que el votar es

una obligación, por ejemplo en la mayoría de países latinoamericanos, Bélgica o

Australia. El no ir a votar puede acarrearle al elector una multa o una sanción.

 

El voto es personal e intransferible. No vale eso de llevarte a tu madre a que vote

a tu partido político preferido.

 

Se puede votar por correo, para lo que habrá que pedir y rellenar una solicitud

antes de las elecciones o acudiendo el mismo día de la votación al colegio electoral que nos haya correspondido.

 

Este es el caso de la gran mayoría de los electores. Para ello es necesario que en cada colegio electoral se constituyan varias mesas electorales con las urnas en las que depositar nuestro voto. Los miembros que la conforman se deciden mediante sorteo público entre todos los electores de cada población. Son varios los motivos por los que se puede renunciar a formar parte de una mesa electoral, como por ejemplo, ser mayor de 65 años, estar enfermo o de viaje. En caso de ausentarse sin motivo, está castigado con penas de arresto y multa, ya que en este caso, si es un deber.

 

Existen diferentes tipos de sistemas electorales, es decir, diferentes formas de convertir los votos de los electores en escaños, los cuales serán repartidos entre los representantes de los partidos políticos participantes en las elecciones. Citamos los más conocidos:

 

El más básico y antiguo es el de la mayoría simple. El candidato que obtiene mayor número de votos gana, incluso si no alcanza la mayoría absoluta. Sistema utilizado en Inglaterra.

 

Mayoría absoluta, en donde el ganador debe conseguir al menos el 50% de los votos más uno. Si ningún partido alcanza esta mayoría, se realiza una segunda vuelta entre los dos partidos más votados. Como ejemplo, Francia.

 

Representación proporcional. Sistema que busca igualar el porcentaje de votos que alcanza cada partido con el de representantes en los órganos legislativos y de gobierno. Se aplica en demarcaciones (regiones en que se divide un país) en las que participan los partidos mediante listas de candidatos que los electores votan en bloque. Sistema utilizado en España, en donde a cada provincia se le asignan un número de escaños dependiendo de su población. Se le conoce como el sistema d'Hondt.

 

Se le ha tildado en numerosas ocasiones de sistema injusto, y parece que así es, pues por ejemplo, y continuando con el caso de España, en las elecciones de 2011, en la provincia de Barcelona se repartían 31 escaños para un censo electoral de 3.918.043 personas, con lo que para obtener un escaño eran necesarios los votos de 126.388 electores. En cambio en la provincia de Guadalajara se repartían 3 escaños, con una población de 177.166 personas, por tanto tan solo eran necesarios 59.055 votos para la obtención de cada uno de esos 3 diputados. La conclusión es que el voto de un ciudadano de Guadalajara tiene más valor que el de un barcelonés.

 

O que también ocurran incongruencias como que un partido consiguiera cerca del 4% de los votos totales del país,  y tan solo obtuviera un escaño, mientras que otro partido con tan solo el 1% obtuviera tres escaños. Este último partido tenía sus votos concentrados en unas pocas circunscripciones, con lo que el coste de un escaño es diferente para cada partido.

 

También, existen los sistemas mixtos. Mezclan elementos de los mecanismos de mayoría y de representación proporcional.

 

Posibilidades a la hora de ir a votar:

 

Votar a alguno de los partidos que se presentan a las elecciones.

 

No votar a ningún partido político, que en el caso de un sistema de representación proporcional, puede tener su  repercusión en el resultado final. En este caso hay que tener en cuenta que tenemos varias opciones:

 

Votar en blanco. Depositamos nuestro sobre en la urna sin ninguna papeleta.

 

Como hemos dicho, en el caso de los sistemas de representación proporcional (caso de España) nuestro voto puede afectar aunque no votemos a ningún partido, pues para que un partido entre en el reparto de escaños de una demarcación debe tener al menos el 3% de los votos de la misma. Por tanto, los votos en blanco provocan que aumente el número mínimo de votos que un partido necesita para poder entrar en el reparto, con lo que perjudica a los partidos minoritarios y beneficia a los mayoritarios.

 

Voto nulo. Todo aquel que presente alguna anomalía, por ejemplo que no tenga sobre, que contenga más de una papeleta de distintas candidaturas, o tachones. No tienen ninguna consecuencia electoral.

 

En los últimos años y como forma de protesta, se está poniendo de moda el poner dentro del sobre una loncha de chorizo. En principio podríamos pensar que ese voto se le podría dar por bueno a algún que otro partido político, pero de momento no es así.

 

Abstención. Es el hecho de no ejercer nuestro derecho al voto no acudiendo al colegio electoral ni votando por correo. Tampoco tiene consecuencias en el resultado electoral.

 

Por último, tenemos lo que los políticos de los partidos mayoritarios no paran de repetirnos y pedirnos, el voto útil, el cual se denomina así, pues es una manera de decidir el voto en función del eventual resultado de las elecciones, concentrándose de esta forma el voto en los partidos mayoritarios y evitando la dispersión del voto en múltiples alternativas.

 

¿Y tú? ¿vas a votar en las próximas elecciones?

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